Esos locos bajitos

En primer lugar, decir que esta canción la tengo insertada en el portafolio i el blog de diario personal del curso. Ya que como madre, me identifico con muchas de las cosas que dice Serrat en esta canción. 

Como habréis podido escuchar, en el comienzo de la canción habla de cómo se parecen los hijos a sus padres, cosa que te llena de orgullo y satisfacción, los que seáis padres o madres podréis entender estas palabras...

Describe muy bien el sentimiento de los padres y madres en cuanto a evitar los peligros a sos hijos/as, la cual cosa provoca que se dirija sus vidas, muchas de las veces, decidiendo por ellos, sin respetarlos, y queriendo que sean mejor que nosotros para llegar donde nosotros no lo hicimos o no pudimos.

Es un error y ahora lo sé, pero tengo que reconocer que en nuestra familia ha ocurrido, pese que nuestros hijos son pequeños, ha sido inevitable el pensar las posibles actividades extraescolares que podrán hacer porque nos gustan a nosotros, sin preguntar. Como diría Tiana, nuestra profesora de psicología de la educación en la universidad, lo positivo i beneficionso es darnos cuenta de que el pensamiento y la practica no es la adecuada, sólo así, podremos cambiarlos. Por ello, estamos muy contentos de día a día poder ir rectificado pero sobre todo, adecuarnos a las necesidades e intereses de nuestros hijos.

Otro aspecto que me gusta de la canción, que interpreto cuando Juan Manuel Serrat llama esos locos bajitos a los niños, es por la ausencia de sentido, tanto en lo malo como en lo bueno, que tienen los más pequeños de la vida. Y con ello, el papel que tienen los padres para que aprendan y tomen conciencia de ella.

A su vez, me siento identificada con una frase, que quiero dejarla plasmada a continuación, puesto que dice muchísimo del carácter corrector que, en muchas ocasiones, es desmesurado por parte de los padres. 

¡Niño eso no se dice, eso no se hace, eso no se toca! 

Ahora y después de mi poco experiencia como madre, debo reconocer que en muchas ocasiones pedimos que los hijos/as nos respeten pero nosotros no los respetamos, ya que les decimos el cómo, el cuándo, el dónde y qué deben hacer, comer, dormir, sin tener en cuenta sus necesidades e intereses del momento evolutivo, puesto que es más fácil y cómodo que lo hagan y ya esta. Y cuando vienen los problemas por el inclumpimiento de algunas de las muchas prohibiciones, el diagnóstico es que el niño/a tiene problemas de conducta. 

Entonces es cuando llegan mis preguntas de: ¿Es realmente necesario que muchos de los niños/as tengan que ser medicados por problemas de conducta? ¿No deberíamos los padres y educadores plantearnos la educación así como, nuestro tarea como acompañantes y guias? ¿Educar significa prohibir?

Éstas y otras cuestiones surgen de la practica diaria de educar, aspecto que reflexionaremos en otro momento...

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